De cabello oscuro como la noche, a juego con su mirada. Esos ojos negros azabache me miraban llegando hasta lo más profundo de mi alma... Su mirada era penetrante pero los ojos impenetrables a un mismo tiempo...
Me sentía tan asustado... que el miedo se adueñó de mi, enteramente. El terror a no volver a verla más me destruía... Entonces deslizó unas palabras en mi oído y supe que su nombre era Susana.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario