domingo, 20 de octubre de 2013

Sobre el mar, bajo el cielo. Me entregué a mis pensamientos... Vidas frágiles entrelazándose como marañas de hilos policromados. Como una clepsidra persa que retorna del pasado... Sobre el mar, bajo el cielo. (Susana)
Lágrimas naciendo de sus ojos cobalto, muriendo en las mejillas... Quise entender ,esforzándome, que todo origen se consume... (Susana)
En su rostro se dibujó un creciente y puro deseo, mientras mis manos exploraban su pecho abarcándolo por la espalda. Subrepticiamente la barba me acariciaba el labio inferior, hundiéndose paulatinamente en las papilas gustativas... (Arnau)
Jamás se olvida una mirada azul turquesa atlántica (Susana)
Acuciando la una al otro sus pupilas ocaso-marina, apreciaron sus verdades: se habían elevado por encima del crepúsculo de los dioses. (Susana y Unai)
Y los ojos miraban las palabras, éstas recorrían las miradas. Nuestros cuerpos quedaron enlazados en un tornado de deseo, lujuria y extenuación orgásmica.
Cuando desperté, estaba recostada junto al pecho de Unai y mi mano derecha sobre su hombro. (Susana).
De cabello oscuro como la noche, a juego con su mirada. Esos ojos negros azabache me miraban llegando hasta lo más profundo de mi alma... Su mirada era penetrante pero los ojos impenetrables a un mismo tiempo...
Me sentía tan asustado... que el miedo se adueñó de mi, enteramente. El terror a no volver a verla más me destruía... Entonces deslizó unas palabras en mi oído y supe que su nombre era Susana.